Cada cierto tiempo las aguas de nuestro mar se calientan
inusualmente hacia el norte, generando un serio impacto meteorológico: el cielo
se cubre de espesas nubes que se convierten en copiosas precipitaciones que ensanchan
el caudal de los ríos hasta desbordarlos y hacerlos arrasar todo lo que
encuentran a su paso.
La zona más expuesta es la franja costera, en la parte baja
de las cuencas, donde los desbordes inundan campos de cultivo, centros poblados
y ciudades, bloqueando carreteras, trayendo abajo puentes, aislando a las personas,
destruyendo sus medios de vida e interrumpiendo su vida cotidiana.
Reconstrucción
La mejor manera de afrontar la devastación es previniéndola.
Así lo ha entendido el Estado que promueve un conjunto de inversiones en
infraestructura a través del programa Reconstrucción
con Cambios que trabaja desde un enfoque de gestión integral de cuencas (de
nada sirve proteger y atender “abajo”, si no se hace nada en las zonas altas de
las cuencas). Si bien, este programa apunta a reducir impactos, poco se
avanzará sin la participación de las personas, agentes claves de toda política
integral de gestión de riesgos.
Movilización
Plan Internacional viene llevando a cabo diferentes acciones
para desarrollar actitudes y competencias para actuar frente al riesgo. Un
equipo de facilitadores visita diariamente escuelas, comunidades e
instituciones verificando como éstas vienen planificando y ejecutando acciones
de prevención. Es edificante comprobar que muchos directores y docentes, junto
a estudiantes y padres de familia, van asumiendo poco a poco sus
responsabilidades. Los simulacros en la escuela son escenarios propicios para
fortalecer y ensayar una serie de competencias frente a los desastres. A nivel comunitario,
se han formado brigadas y equipos de voluntariado que promueven la señalización
de zonas seguras, la distribución de roles y funciones y la identificación de
grupos vulnerables de la población (niños, ancianos y discapacitados).
Comunicación
Para que un proyecto como éste genere cambios duraderos en
las actitudes y comportamientos, debe sostenerse en una estrategia integral de
comunicación que aproveche los medios locales y se atreva a innovar con nuevos
dispositivos que ayuden a poner en acción a las personas. Para este propósito
he visitado, junto a Rubens Camposano, las localidades de la Arena y
Tambogrande, en Piura, donde hemos llevado a cabo entrevistas, focus groups y
talleres, buscando identificar alternativas para potenciar el componente
comunicacional de este tipo de intervenciones.