Había decidido lanzar este blog para discutir sobre los conceptos y metodologías de la práctica social comunitaria, pero mis textos poco a poco han ido virando hacia un formato testimonial. Y es que auscultando mi prehistoria profesional (época estudiantil), irremediablemente he retornado a los nombres, rostros, encuentros y desencuentros de mi época universitaria que he decidido finalmente abordar desde un estilo próximo a mis vivencias personales. He encontrado de esta suerte y sin quererlo, una manera de comunicar mis ideas y sensaciones, a la vez que realizo una especie de ejercicio biográfico que tiene que ver con mi aproximación profesional a la psicología social y comunitaria.
Año 2004, en la Casa del Valle |
Transcurría la segunda década de los años 90 y nos encontrábamos en pleno gobierno de Fujimori, que ya había develado todo su carácter autoritario colonizando las instituciones del estado y manejando a su antojo algunos medios de comunicación. Era época en que mataba el tiempo dentro de la ciudad universitaria de San Marcos, que a la sazón brindaba a sus estudiantes una amplia gama de oportunidades para el ocio. Distribuía este tiempo entre el tenis de mesa (en el que lleguè a ser bastante diestro), la caminata con algún amigo dentro del campus (recuerdo a Kike, Vallejo y un sujeto al que apodamos La Mosca) y finalmente el almuerzo en el comedor universitario que, con el pretexto de solventar una necesidad fisiológica, nos permitía interrelacionar con estudiantes de todas las carreras y procedencias. Eventualmente participábamos en las marchas y protestas estudiantiles que se organizaban al interior de la ciudad universitaria y significaban una valiosa oportunidad para interactuar con gente de diversas tendencias políticas y ¿por qué no? conocer chicas.