miércoles, 31 de agosto de 2011

La reconstrucción (una reflexión a 4 años del Sismo de ICA)

Daniele Ingratoci, psicólogo social

Intervención de ASPEm - Ayuda en Acción luego del sismo
Han pasado 4 años desde cuando el terremoto del 15 de agosto arraso con las provincias de Chincha y Pisco y volvió de actualidad en la opinión pública peruana términos como damnificados, emergencia, reconstrucción. A distancia de tanto tiempo es el momento de hacer un balance de la intervención post-desastre del gobierno e identificar los posibles puntos críticos.

La intervención del gobierno para la reconstrucción se plasmo a través de la creación de un organismo llamado Fondo para la Reconstrucción integral de las zonas afectadas por el terremoto del 15 de agosto (FORSUR). Desde su creación por Ley N° 29078 este organismo tenía el objetivo de “lograr acciones de rehabilitación, construcción y reconstrucción de las zonas afectadas ”, teniendo inicialmente a su cargo “la aprobación de proyectos, programas y actividades” así como su “monitoreo, seguimiento y evaluación”. Desde el comienzo, esta entidad manifestó que las unidades ejecutoras de los proyectos eran los gobiernos regionales, provinciales y distritales, así como las empresas prestadoras de servicio; el rol de Forsur exigía entonces la capacidad de concertar entre los actores sociales y aprovechar las sinergias para devolver a los damnificados reunidos en los albergues un nivel digno de vida en viviendas sismo compatibles; sin embargo es interesante el hecho que después de dos anos, mediante decreto supremo N. 059-2009 se aprobó la reestructuración del FORSUR, designando un presidente ejecutivo y añadiendo entre sus actividades la implementación de los proyectos, programas y actividades de construcción y reconstrucción como fuera una unidad ejecutora.

Podemos encontrar una fundamentación de este cambio en la parte del informe del segundo trimestre del 2011en la cual se mencionan las dificultades encontradas: se afirma que “los gobiernos regionales de Ica, Lima y Huancavelica han presentado limitaciones logísticas y técnicas para una adecuada contratación de consultores para la elaboración de los expedientes técnicos ”, por lo cual se hizo necesario dar un seguimiento más consistente a los gobiernos, implementar una lista de consultores o de unidades ejecutoras cumplidas, así como se señalan problemas de tipo social entre los que atrasan la labor como en el caso de la reconstrucción del penitenciario de Chincha a la cual los pobladores de la zona se opusieron .

Por otro lado la intervención de Forsur se enfocó en la construcción de obras públicas del sector salud, educación, agua y saneamiento sobre todo, destinando a estos sectores la mayoría (813) de los 941 proyectos implementados hasta junio del 2011 , logrando una inversión total de S/1.096.82 millones (de los cuales S/ 731,44 millones son recursos del ente y el saldo proceden de la cooperación internacional y/o de otras entidades públicas). En lo especifico en la región Ica se priorizaron 382 proyectos con una inversión del 72.87% del presupuesto y un monto total de S/ 799.32 millones; en Chincha se cuenta actualmente con 110 proyectos culminados (6 en el último trimestre) y 32 en ejecución pero la mayoría de ellos son reconstrucción de colegios y obras de alcantarillados. Esto significa que la reconstrucción de las viviendas no ha sido una prioridad del Forsur y ha sido delegada a los programas sociales del Ministerio de Vivienda Construcción y Saneamiento con resultados que según datos de AMUPAT no cubren ni el 44% de las viviendas destruidas en la provincia de Chincha.

El desinterés en la reconstrucción de las viviendas así como las dificultades evidenciadas a nivel de implementación de las actividades son ejemplos muy importantes para entender la visión que tuvo el gobierno sobre la reconstrucción, es decir una reconstrucción sólo de tipo físico que no tuviera en cuenta la importancia del factor humano sea en relación a la complejidad de los problemas sea en relación a la búsqueda de soluciones.

A esta altura se puede afirmar que la estrategia de reconstrucción a través del Forsur que tenía la tarea de concertar entre los actores y a la vez ejecutar los proyectos, resultó ineficiente entre otros por los siguientes motivos:

  •  Escasa capacidad de gestión para concertar y responder a los intereses y exigencias de los diferentes actores de la reconstrucción
  • Objetivos poco claros y poco conocidos por los actores y los mismos beneficiarios
  • Subestimación de las dificultades relativas a la capacidad de ejecución de las unidades ejecutoras
  • Subestimación de los problemas de tipo social dentro de un marco de reconstrucción.
Si los primeros dos puntos determinaron cierta desconfianza entre la población sobre la efectividad de la acción de Forsur y pueden estar en relación con aspectos más políticos y de implementación de una estrategia participativa; los últimos dos no son cierto producto del terremoto sino son problemas del país que el terremoto ha simplemente agudizado. Nos referimos a la escasa capacidad de los gobiernos regionales para ejecutar programas complejos lo cual debería llevarnos a enfocar la reflexión sobre la importancia del proceso de descentralización. También nos referimos a los problemas de tipo social ligados a situaciones de informalidad en la población, como la titularización de los predios que causó atrasos en la reconstrucción de viviendas, juntos con acciones paliativas y demagógicas como el bono 6,000 el cual fue utilizado en un contexto de falta de planificación del proceso.

Hay que considerar también situaciones como la del Nuevo Tambo de Mora en Chincha o la de la invasión El Molino en Pisco donde las actividades de reconstrucción dentro de un marco de reasentamiento de la población, exigen mucha capacidad de negociación entre actores, una estrategia participativa, asesoramiento legal y técnico para la indemnización debida a perdida de terrenos y la autoconstrucción, una planificación de la reubicación, la accesibilidad de los entes encargados de las actividades, transparencia e información a la población para evitar ambigüedades y protestas sociales. Actualmente sigue en pié la necesidad de dar respuesta a las exigencias de miles de damnificados que no pueden acceder a programas de reconstrucción porque no tienen titulo o que reconstruyen su vivienda sin la supervisión de algún profesional (volviéndose prácticamente potenciales damnificados de un futuro desastre). Por esto son necesarias intervenciones que prioricen la condición de los damnificados y permitan su involucramiento activo en la reconstrucción, empezando desde diagnósticos que sean realmente participativos para poder detectar los problemas que se dan en diferentes zonas hasta a experiencias de autoconstrucción con asesoría técnico-legal en un marco de colaboración mutua.

Ha llegado el momento de responder a las necesidades de reconstrucción de los damnificados partiendo de la realidad de su condición sin imponer modelos desde arriba que denuncian grande incapacidad de dialogar con los ciudadanos, y tienen el efecto de aumentar esta distancia ya bastante grande entre Lima y el Perú.

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