jueves, 27 de mayo de 2010

¿A qué llamamos psicología social?


Por José Luis Cabrera
Jóvenes grafitteros en Festival Juvenil de Lima Sur
Es difícil encontrar consensos en cuanto al nombre de lo que finalmente podemos denominar psicología social comunitaria. Y es que su concepción, a pesar de los años que han pasado desde sus primeras imaginaciones en el siglo XX no ha estado excenta de dudas y conflictos. Psicología social, psicología comunitaria, psicosociología, sociopsicología, son algunos intentos de denominarla. Sin embargo, en cuanto a su práctica, sí podemos reconocer muchos elementos comunes: estrategias, métodos y técnicas, tanto de investigación como de “acción”.
Otro elemento común a estas psicologías quizás sea el contexto en que los psicólogos latinoamericanos intervenimos: las complejas realidades sociales y políticas de los países de la región en donde campean la pobreza, la debilidad institucional, la corrupcuión y la violencia. La psicología social comunitaria intenta dar respuestas a estas realidades internándose en el viejo dilema entre teoría y práctica y brindando más de una alternativa relevante. Cuando me formé como psicólogo en la segunda mitad de la década de los 90 en la Universidad de San Marcos, reinaba en sus pasillos una lógica clínica, biologicista, psicométrica e individualista. (Quiero restarle a estas categorías el sentido peyorativo que podría filtrarse. Reconozco la necesidad de indagar en todos estos campos, pero a la vez subrayo el descuido en el análisis del ámbito social como campo de generación de factores que intervienen en los procesos de salud, enfermedad y bienestar de las personas).